domingo, 26 de diciembre de 2010

Como el mar


COMO EL MAR...
La vida es para mí como el mar, con olas grandes a veces, pequeñas otras, calmadas y fuertes a veces.
Del mismo modo soy yo: unas veces dulce y otras violenta, unas veces conflictiva y otras no.
Las corrientes marinas son como la vida: respuestas eternas del mundo natural a fuerzas que pueblan el universo.
Yo soy igual. En mi cara se retrata mi vida, mi crecimiento. Y tanto las tormentas como el brillo del sol dibujan cada uno de mis facciones.
Siento un orgullo legítimo por mi rostro atormentado, siento un orgullo legítimo por mi rostro resplandeciente, y los acepto como algo normal.
No pongo cara alegre cuando mis días son grises, no pongo cara de duda cuando tengo respuestas.
Mis rostros, siempre distintos, son el recurso con que cuento para enfrentar lo que venga. Y en mí hay espacio para miles de ellos.
Reconozco quien vive dentro de mí; amo y acepto cada uno de mis rincones,
y esto me ayuda a encontrar armonía entre lo que me rodea y lo que soy.
Cuando veo lo humano y no lo malo de mi ser, trabajo con el espíritu del arqueólogo
que prepara su siguiente excavación. Soy el dueño y no el siervo de mi circunstancia.
Saber esto me permite que sea yo, y no otro, el que toma las decisiones que necesita mi vida.
Virginia Satir